Como se vio en la anterior entrada de esta serie, la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood recibe cada año decenas de películas, de muy diversos orígenes y pretensiones, entre las que escoge a las cinco nominadas al Oscar a mejor film de habla no inglesa. Grandes obras fueron reconocidas con la estatuilla dorada, pero en las últimas tres décadas el nivel parece haber decaído, como si los márgenes de elección se hubieran encogido. ¿Cuáles son esos límites? O, en otras palabras, ¿qué está dispuesta a premiar la Academia? A continuación, un intento por trazar un perfil del gusto de Hollywood:
- ¿Alguien se acuerda quién dirigió Kolya, el nombre de la esperanza, que se llevó el Oscar en 1996? ¿Y Viaje a la esperanza, que había ganado en 1990? La Academia suele premiar a directores desconocidos, algo que parece haberse acentuado en los últimos treinta años con la acumulación de ignotos de realizadores que, en muchos casos, se llevaron el premio por una película que ya nadie recuerda. Pero es bien sabido que Hollywood no es muy afecto a la teoría del autor y, menos aún, a su política. De hecho, una de las reglas especiales para el rubro mejor película de habla no inglesa dice que "la estatuilla de la Academia (Oscar) será otorgado al film y aceptado por el director en nombre de los talentos creativos de la película".
Hubo algunas excepciones, claro. Se destacan dos: Ingmar Bergman (por Fanny y Alexander, en 1983) y Pedro Almodóvar (Todo sobre mi madre, en 1999). Entre los ganadores de algún Oscar en el rubro se podrían destacar además Ang Lee, Nikita Mikhalkov e István Szabó como realizadores con cierto prestigio. Y hubo otros nombres relevantes que no ganaron pero estuvieron nominados, como Aki Kaurismäki, Emir Kusturica, Ettore Scola, Bertrand Tavernier, Andrzej Wajda, Zhang Yimou. Sin embargo, se insiste: ¿alguien se acuerda quién dirigió Memorias de Antonia, ganadora en 1995? ¿Y quién fue el realizador de Indochina, que se llevó la estatuilla en 1992?
- La Academia prefiere el fondo a la forma. Es decir, le importa mucho más lo que se cuenta que cómo se lo cuenta. Por eso puede premiar a películas como Mi nombre es Tsotsi o, peor aún, La vida es bella, que se meten con temas "importantes" (la posibilidad de redención, el Holocausto) de una forma cuanto menos discutible. Alcanza con que la historia se narre de manera más bien clásica, pulcra, con alguna pretensión esteticista de qualité y, de ser posible, que busque más la emoción que la reflexión. Para la Academia, el travelling no parece una cuestión moral sino apenas de buen gusto.
- Y hablando de temas "importantes", esa es otra de las debilidades de Hollywood. Las películas premiadas suelen meterse con asuntos relevantes de modo consciente y premeditado, como advirtiéndole al espectador que no se trata de un film pasatista sino de cine-arte que va a echar luz sobre alguna de las grandes cuestiones de la Humanidad. En este sentido el nazismo y sus alrededores tiene todas las de ganar: desde 1980 hasta hoy al menos siete películas se metieron directa o indirectamente con el tema. Y si además se trata de una película de época las chances de alcanzar la estatuilla se multiplican: 22 de las últimas 29 ganadores narran, total o parcialmente, sucesos al menos diez años anteriores a la fecha de su estreno.
- Estos temas "importantes" tampoco deben abordarse de cualquier manera. Lo ideal es que prime una mirada más bien tranquilizadora, que ubique fácilmente a los responsables y permita irse a dormir tranquilo, a lo sumo con un dejo de amargura pero sin grandes dudas. La Academia reclama más certezas que riesgos, algo que encontró en -por poner un ejemplo claro- En algún lugar de Africa.
- Con todos estos asuntos, Hollywood se debe haber quedado sin tiempo para atender el surgimiento de los nuevos cines. Casi ni se enteró de la existencia de renovadoras camadas de directores en Argentina, Corea del Sur, Irán o Rumania, por citar algunos casos notables. Posibilidades tuvo, como se enumeró en el anterior post de esta serie.
En este sentido es interesante el caso de El último día, que en 2001 se impuso sorpresivamente ante El hijo de la novia y la que era la gran favorita, Amélie. En su debut, Danis Tanovic realizó una buena película, con un guión ingenioso, bien narrado, que en un momento abandona la ecuanimidad inicial para tomar partido por los bosnios en la disputa con los serbios y que cuestiona el rol de las tropas de paz de la ONU. Pero deja un mensaje final de lo más convencional (la guerra es terrible) y, acaso deliberadamente, omite mencionar el rol de Estados Unidos. Una sátira refinada e inteligente pero en el fondo inofensiva, que en algún punto marca los límites de la Academia.
El debut de Michael Haneke
Pero este año hay una muy buena película entre las nominadas, que en caso de resultar premiada sería la mejor ganadora del Oscar a película extranjera en mucho tiempo, y la primera ganadora de la Palma de Oro de Cannes en ser premiada por la Academia en 22 años. Un film ambiguo, inteligente, que propone más preguntas que respuestas y resulta inquietante. ¿Qué hace una película de Michael Haneke entre las cinco nominadas? ¿Por qué deciden reconocer el trabajo de uno de los realizadores más lúcidos y menos concesivos de los últimos veinte años?
Hasta ahora Austria había enviado tres películas [1] de Haneke a competir por el Oscar: su ópera prima, El séptimo continente, en 1990; Benny's Video en 1992; y La profesora de piano en 2001. Ninguna fue nominada. Ahora La cinta blanca, enviada por Alemania, consiguió estar entre las cinco finalistas. Probablemente porque se trata de una de sus películas más clásicas y accesibles (aunque sigue estando lejos del clasicismo y la complacencia), porque se mete con un tema casi irresistible para Hollywood (el surgimiento del nazismo) y porque, por primera vez, ambienta la acción en el pasado (una comunidad protestante alemana poco antes del comienzo de la Primera Guerra Mundial). Por otro lado, si un director reconocido se lleva la estatuilla podría devolverle al Oscar parte del prestigio perdido.
Pero además de estas cuestiones formales hay otra que puede explicar la nominación. En una mirada superficial sobre La cinta blanca, es sencillo y tranquilizador creer que, bueno, esos padres represores y poco cariñosos fueron los culpables del surgimiento del nazismo. Pero es bastante más complejo y angustiante, por lo ambiguo, pensar en una conexión entre aquella sociedad patriarcal que muestra la película y el presente. El cine del alemán, poco concesivo, suele abrumar con preguntas y no ofrece esas certezas que tanto le agradan a la Academia.
En su crítica de Los falsificadores publicada en el número 193 de la revista El Amante (junio de 2008), Eduardo Rojas escribió: "En este tipo de historias, por más autobiográfica que sea su base, los más o menos buenos siempre ganan y sólo queda apostar por quién de los malos zafará mediante engaños propios de su condición y cuáles de sus víctimas morirán. Este cine está en las antípodas del de Haneke, un dedo revuelto en el trasero culposo de la conciencia alemana y europea en general. Pero Haneke, apostamos como Sorowitsch (N del R: el protagonista de la película), nunca ganará un Oscar". Pase lo que pase mañana en Los Angeles, Rojas no se habrá equivocado. ■
[1] También envió Caché - Escondido en 2005, pero fue descalificada porque la Academia consideró que la película era más francesa que austriaca. Se trata de una dificultad cada vez más presente, como explica Diego Faraone en Denmen celuloide, aunque probablemente no incida en la calidad de la premiación.
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Que loco, en su momento hasta lloré con Invasiones Bárbaras, tendré que reveerla? todo el mundo la destroza, x ej me parecen mucho más mamarrachos La vida de los otros o Los falsificadores...La profesora de piano soberbia y La cinta blanca no está mal pero para mí la mejor de los Oscars es "La teta asustada" y la peor lejos El secreto....., muy bueno tu blog, ya me agendé varios nombres para tener en cta, salu2!
ResponderEliminarEn serio, que loco !!!
ResponderEliminarCreo que en su momento, Las invasiones bárbaras, nos agarró un tanto desprevenidos. Acostumbrados a pensar en forma binaria (cine estríctamente comercial americano vs cine de autor europero) más allá de algunas variaciones que rápidamente podían ajustarse al modelo, inmediatamente la pusimos del lado de las "buenas" películas: tema importante + cine europeo + más diálogos ingeniosos. Lamentablemente, el cine nos dió luego muchos ejemplos similares, del que La vida de los otros es un buen exponente. Saludos a todos. Pato.
ResponderEliminarGran laburo, Andrés.
ResponderEliminarAnónimo 2, sí puede ser, igual Arcand es Canadiense, anónimo 1 re loco! lo tuyo, otro ano que trollea, sos tan loco! que no te dá ni siquiera para firmar con tu verdadera cta de blogger, keep suckin perejil!
ResponderEliminarInmanente, tenés razón, debe ser la tercera vez que cometo el mismo error. Igualmente, no invalida mi argumento acerca de los dos modelos. Sostengo que se trata de un film disfrazado de importante, que por la temática y la solemnidad con que se trata nos obliga a pensarla como una muy buena película. Cuestión de gustos. Saludos a todos. Pato
ResponderEliminarsi si coincidocon pato, los films disfrazados d eimportantes garpan a la hora d elos premios :)
ResponderEliminarAcá las invasiones funcionó porque se vendió como heredera de decadencia dle imperio americano (cosas que pasan)
PD: Andrés, vos podés entrar al blog d eHernán?
Saludos Nimios!
Muy muy buena serie de post.
ResponderEliminarY muy interesantes las relfexiones sobra las "oscarizables".
Con respecto a la de Mijalkov (Sol ardiente), que pensas? Tiene evidentemente algo que le permitió entrar ("critica al stalinsmo+clasicismo formal). Sin embargo yo la pondría entre las buenas películas... me cuesta mas ver asi a "el ultimo dia", pero son opiniones.
Por otro lado, creo que tenias razon con la cinta blanca. no tenia chances de ganar. Demasiado perturbadora. (Junto con Funny Games -original- y la profesora de Piano, una de las mejores de Haneke)
ResponderEliminarAyer volví a ver a La profesora de piano. La escena de la bañadera, ostias. Para aquellos que vieron está y Caché, cuantas similitudes en el último plano de ambos films, ¿no? Es muy interesante también 71 fragmentos de una cronología del azar. Saludos. Pato.
ResponderEliminarHablando de candidaturas, felicitaciones por la de Cinematófilos al premio BOB por mejor blog en castellano. Mi voto ya está cantado. ;)
ResponderEliminarMucha suerte, Andrés.
Estuve una semana de vacaciones, desconectado, así que no pude seguir los comentarios. Y tampoco, por suerte, las repercusiones del Oscar de El secreto de sus ojos. Me alcanza con ver la columna de Sirvén en La Nación del domingo para imaginar la cantidad de barbaridades y burradas que se habrán dicho o escrito.
ResponderEliminarTampoco me había enterado de la nominación a los premios BOBs, así que muchas gracias por el aviso. Ya armé un post al respecto.
Gracias a todos por los comentarios.
Saludos
Perdonen mi ignorancia: alguno vio AMOR, también de Haneke?
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