Acaso sea la eterna fascinación por la muerte. O quizá que, "cuando no hay más lugar en el infierno, los muertos caminan en la Tierra", como avisaba la promoción de la genial El amanecer de los muertos (1978). De algo no hay dudas: los zombis son el nuevo monstruo de moda. Si en otras épocas brillaron los asesinos seriales –Freddy Krueger, Jason Voorhees, Leatherface, Michael Myers–, el hombre lobo, la momia o los vampiros, ahora es el turno de los "muertos vivos", figura legendaria de la religión vudú reinventada en 1968 por George Romero en su inigualable La noche de los muertos vivos.
Del muerto resucitado con magia haitiana, reflejado en películas clásicas como Yo dormí con un fantasma (1943), se pasó a los zombis modernos de Romero, que creó toda una iconografía: sus monstruos son antropófagos; sólo se los puede eliminar de un disparo en la cabeza (o, en su defecto, arrancándosela de cuajo); se mueven despacio y torpemente porque, claro, están muertos. Un modelo que ahora hace furor: más de 5 mil personas caracterizadas como "muertos vivos" participaron el domingo 30 de octubre de la cuarta edición de la Zombie Walk en Buenos Aires, una movida que viene creciendo en todo el mundo desde 2001. Y se movieron al ritmo de Thriller (1983), hit zombi por excelencia.
"Es un personaje dual que en su aparente simpleza nos provoca miedo, ternura e incluso risa. Todos seremos algún día cadáveres putrefactos, y mirarnos al espejo para ver cómo seremos nos provoca fascinación", opina desde España, mediante e-mail, José Manuel Serrano Cueto, autor de Zombie Evolution: el libro de los muertos vivientes en el cine (T&B Editores). "Los zombis siempre tuvieron muchos fans, pero estaban ocultos en las estanterías de los videoclubes. Hoy el cine y la televisión apostaron por el personaje, con buenos resultados: todo el mundo sabe qué es un zombi, ya no es el monstruo marginado que era antes", completa.
Los ejemplos son tantos que ser exhaustivo sería redundante. Van dos: en EE.UU. más de 11 millones de personas vieron en octubre el inicio de la segunda temporada de The Walking Dead, basada en un exitoso cómic que se publica desde 2003; y el año próximo se estrenará el quinto film de la saga Resident Evil, que surgió de un videojuego.
Para Luciano Saracino, autor de ¡Zombies! Una enciclopedia del cine de muertos vivos (Fan Ediciones), hay una explicación política para el fenómeno. "En 2001, luego de los atentados a las Torres Gemelas, el zombi copó todo. Porque Bush arremetió con un discurso contra los otros, y entonces aparecieron películas que se plantaron contra eso", sostiene. Y cita Homecoming (2005), capítulo de la serie Masters of Horror dirigido por Joe Dante en el que soldados muertos en Irak vuelven de la tumba y reclaman su derecho a votar.
En el mismo sentido opina el inglés David Flint, autor de Holocausto zombi: Los muertes vivientes devoraron la cultura pop (Ma non troppo), también a través de correo electrónico: "Los zombies hablan de nuestros miedos más eficazmente que cualquier otro monstruo, al margen de los asesinos en serie. Los monstruos tradicionales han sido muy saneado en los últimos años: sólo hay que mirar Crepúsculo para ver por qué los vampiros no asustan a nadie". Y agrega que "a pesar de un exceso de malas películas, los zombies aún tienen el poder para aterrorizar, porque representan diferentes cosas para diferentes personas. Tanto desde la izquierda como desde la derecha se puede ver a los zombies como el 'otro': la gente conectará socialmente a los zombies con la inmigración sin restricciones, la crisis bancaria, el ascenso del nacionalismo, el cambio climático o cualquier cosa que les preocupe".
Es que el zombie, quizá el más subversivo de los monstruos, da para todo. "Se pueden hacer muchas cosas con él. Permite jugar con otros límites de la violencia, porque no son humanos. Y también dan pie para criticar a la sociedad", aporta Hernán Sáez, uno de los directores de la última entrega de Plaga Zombie, trilogía que marcó la primera incursión del cine argentino dentro del subgénero. La película se vio en el Festival de Cine de Mar del Plata (donde también se proyectó Juan de los muertos, primer filme cubano de zombis, dirigido por el argentino Alejandro Brugués) y tendrá su estreno comercial en 2012, publicitado año del fin del mundo en el que -quién sabe- acaso la sociedad capitalista finalmente se devore a sí misma. ■
[*] Versión extendida de un artículo publicado ayer en el diario Clarín.
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