Casi todos los superhéroes del cómic estadounidense tiene una impronta claramente conservadora. Trabajan para mantener el orden establecido. No pretenden, por caso, modificar las condiciones que generan delincuencia: sólo buscan meter presos a los villanos. Y los villanos suelen perseguir objetivos tan individuales como egoístas: dominar el mundo, por ejemplo.
BATMAN, EL CABALLERO DE LA NOCHE (2008)
Título original: The Dark Knight. Fecha de estreno: en Estados Unidos, 18 de julio; en Argentina, 17 de julio. País: Estados Unidos. Duración: 152 minutos. Dirección: Christopher Nolan. Producción: Christopher Nolan, Charles Roven y Emma Thomas. Guión: Christopher Nolan, Jonathan Nolan y David Goyer. Fotografía: Wally Pfister. Montaje: Lee Smith. Música original: James Newton Howard y Hans Zimmer. Elenco: Christian Bale (Bruce Wayne/Batman), Heath Ledger (Guasón), Aaron Eckhart (Harvey Dent), Michael Caine (Alfred), Maggie Gyllenhaal (Rachel Dawes), Gary Oldman (James Gordon), Morgan Freeman (Lucius Fox), Eric Roberts (Salvatore Maroni).
Como el James Bond de Daniel Craig, este es el Batman de la era Bush. Más que de superhéroe el suyo es un accionar parapolicial. Se mete ilegalmente en otro país para capturar a un tipo, maltrata a un detenido para conseguir información, invade la privacidad de millones de personas. Primero pega y después pregunta. En este sentido sería sencillo sostener que el Guasón simboliza la amenaza terrorista, una de las banderas de la política estadounidense post 11-S. Pero la ambigüedad del film de Christopher Nolan (como la del humanamente dubitativo Bruce Wayne) no permite lecturas tan lineales.
La primera toma, un travelling aéreo, ya ofrece pistas sobre lo que se verá en las más de dos horas que siguen. Un film complejo en su narración, de ritmo vertiginoso, que no da descanso ni en sus escenas más serenas, cuando imperan los diálogos. Adulto y violento, aunque la violencia permanezca casi siempre en el fuera de campo. Más cercano en su estructura a un policial de Michael Mann que a cualquier otra adaptación de historietas, por momentos abruma pero jamás deja de entretener. Es como un coche en furioso movimiento al que el espectador se sube para transitar un presente continuo que nunca se detiene para mirar hacia atrás.
Todo esto se sostiene en sólidas actuaciones (lo de Heath Ledger está muy bien, sí, ayudado sin dudas por una impecable caracterización; pero, bien sabido es, nada redime más que la muerte) y notables efectos especiales puestos al servicio de una buena historia, que aunque se va desilachando al andar y cae en algunos maniqueísmos e inverosimilitudes no deja de ser vibrante. Se nota el buen pulso de Nolan, tanto para algunas escenas de acción pura y dura como para otras más líricas.
Ante tanta invasión de tanques que sólo buscan réditos comerciales, ante tanto blockbuster sin la más mínima inquietud artística, esta película funciona casi como un bálsamo. Reafirma que Hollywood es imbatible a la hora de ofrecer cine-espectáculo, pero en este caso además con ideas, inteligencia y algunos riesgos. Un film que aunque no se plantea romper esa lógica conservadora y algo infantil consigue ser un entretenimiento de calidad y sin subestimaciones. ■
> Esta reseña fue ampliamente revisada en una entrada posterior.
Muy buen comentario. Mucho mejor que en la mayoría de los medios escritos. Para cuando el cambio de rubro? REF
ResponderEliminarMuy buen post! Todavía no la ví, me urge verla, pero tengo una sensación ácida y contradictoria frente a estos productos, esa sensación admiración-rechazo de los mejores productos hollywoodenses -tremendas y odiables realizaciones-. Me gustó como lo expusiste.
ResponderEliminarSaludos!
Ref. Gracias. Pero de tanto elogio los lectores de este blog van a terminar pensando que nos conocemos de algún lado. Sobre lo otro, veremos, veremos...
ResponderEliminarMaría. Yo suelo tener la misma sensación frente a este tipo de película. Pero en este caso, a pesar de los reparos que puse en el post, creo que sin dudas vale la pena. Además de ser un producto de calidad, no subestima al espectador.
Gracias por los comentarios.
Saludos
me alienta porque la tengo agendada para este fin de semana.
ResponderEliminarMe gusta su escritura, me gusta la mirada sobre el cine que tiene
me permito disentir ;
ResponderEliminares justamente lo contrario a lo que planteas.
El orden establecido ;
Buenos- malos - corrupcion funcionaba hasta la aparicion de Batman.
Batman rompe el orden establecido. El sistema ya no funciona y es por eso que se genera el Joker . El Joker es el resultado de la ruptura del sistema que genera Batman.
En un sentido es una metafora del terrorismo pero planteando a la aparicion de Al Qaeda como el resultado de la injerencia de EEUU en el orden que existia en Medio Oriente.
Una pequenna opinion divergente.
Opino igual que el mensaje anterior, Batman no defiende el orden establecido, batman intenta cambiar las cosas, batman actua desde su etica propia y no la moral de ciudad gotica... eso es bien claro en la pelicula. Batman cambia algo del orden establecido y como resultado la broma que es el joker y los batmans gordos con escopeta, porque no es tan facil cambiar las cosas... no es la misma posicion la de batman y la del "orden" de ciudad gotica.
ResponderEliminarAnónimo, Diego. Todos los comentarios son bienvenidos, pero más aún cuando vienen a cuestionar.
ResponderEliminarNo leí los cómics de Frank Miller y de Brian Bolland-Alan Moore (en los que, tengo entendido, se basa la película) y no vi Batman inicia, así que tal vez me haya perdido algo. Pero de todos modos no estoy de acuerdo con lo que plantean.
Creo que el elemento de caos, que distorsiona el orden establecido, es el Guasón, que no sigue ninguna lógica. Por eso se habla tanto en la película de los códigos/reglas de los mafiosos, que pueden robar un banco pero nunca pondrían bombas en dos ferrys. Es el Guasón en que atenta contra el sistema, y Batman el que intenta defenderlo, mantener el orden. En este sentido, creo, es clara la anécdota que cuenta el mayordomo Alfred, cuando compara al Guasón con la resistencia birmana durante la ocupación británica.
Gracias por los comentarios.
Saludos
En mi opinion, es el Guason y es Batman, por eso el guason ama a batman y lo reconoce. La logica del orden de ciudad gotica es la corrupcion, batman nada tiene que ver con eso. En Batman Begins, Batman intenta convertirse en un simbolo para que la sociedad se identifique (porque batman y el orden social son diferentes) de cierta manera lo consigue,(los batmans gordos que aparecen imitandolo) y en The Dark Knigkt batman renuncia a ese simbolo frente a lo social.
ResponderEliminarSaludos
al menos esa es mi opinion.
La analogía entre el Guasón y el terrorismo tiene más de una arista, por ejemplo, la imprevisibilidad de sus actos: el Guasón motivado por sus desequilibrios y el terrorismo por la deshumanización, por no pertenecer al género humano. Si es un loco o no es humano, no trabaja con nuestras reglas y valores, es necesario encauzarlo. El Guason es una anomalía, y Batman el encargado de repararla. Saludos, Pato
ResponderEliminarEl orden en la ciudad ¿que ordena? el poder, lo distribuye. Batman altera ese orden, el joker altera ese orden... si Batman quiere parar al joker no es para proteger al orden contra el cual lucha, es para instaurar uno nuevo. Batman no es la defensa contra el orden establecido en Gotham.
ResponderEliminarAntes que nada, muy buen blog, me gustó particularmente el post sobre Los asesinos, ya que la versión de Tarkovski es casi un apax dentro de su filmografía, y casi nadie suele reseñarla más que como una aventura universitaria.
ResponderEliminarCon respecto a Batman, me sumo a la discusión sobre la naturaleza del Joker, posiblemente -y sin pecar de hiperbolico- uno de los mejores personajes que ha dado Hollywood -más allá de Alan Moore y Frank Miller- en los últimos diez años. Un amigo me señaló que Nolan debe haberse inspirado, más que en The Killing Joke, en un libro que no es justamente un comic, llamado Rastros de Carmín. El libro de Greil Marcus es una maravilla, y ciertamente tiene extrañísimos paralelismos con la obra de Nolan. No se puede hablar de maniqueísmo porque el Joker está más allá del bien y del mal. Es más que un personaje, es una "figura", como señalan las categorías aristotélicas de la tragedia, pero incluso así se podría señalar que más que figura es una antifigura, sobre todo en el punto de que es casi imposible prever qué es lo que va a hacer el Joker, y de ahí los extraños nervios que dispara Ledger en cada momento que aparece en escena. La construcción de su personaje es casi mítica, y por ello las múltiples versiones que el presenta sobre sus cicatrices, y la genial decisión de prescindir cualquier teoría de su origen. El Guasón aparece, está ahí, casi como si fuera un virus, en términos lacanianos, como una invasión de lo real a lo simbólico. Es en esa incapacidad de simbolizarlo que se concentra el verdadero atractivo, atractivo que tiñó a otras figuras de la historia -y que Marcus señala-, como si el Joker fuera el último eslabón de una cadena interminable formada por personas como John de Leyden, Charlie Starkweather y Johnny Rotten.
En fin, da para hablar mucho más.
Saludos
Esta discusión se podría prolongar hasta el infinito. Ya me dan ganas de volver a ver la película porque, en medio de la vorágine que presenta Nolan, es probable que se nos hayan escapado algunas cosas. Con todo, sigo sosteniendo que el elemento distorsivo, de caos, el virus del que habla Agustín o como se quiera llamarlo, es el Guasón.
ResponderEliminarLo que está claro -y esto también es un mérito- es que el film se presta para múltiples discusiones e interpretaciones. Por ejemplo, Maximiliano Tomas cuestiona -aunque con argumentos bastante endebles- en Perfil del domingo lo que para mi es uno de los puntos fuertes de la película: dice que es aburrida.
Gracias a todos por los comentarios.
Saludos
Leí el artículo de Maximiliano Tomas y me resultó una pelotudez. La idea que tiene él de aburrimiento está basada en una especie de aritmética de lo que tiene que ser un film, un máximo de minutos exigido, la necesidad de atenerse a ciertas exigencias de género etc., cuando se olvida que lo largo de una película lo marca el ritmo (que Batman en ningún momento pierde, más allá de que las infusiones del Guasón siempre dan ganas de más, haciendo parecer no tan intensas las escenas en donde no está), y que la taxonomía genérica, siempre puede pasarse por arriba cuando abundan las buenas ideas (y si no qué es una película como Solaris? ¿ciencia ficción, película romántica, drama o tragedia existencial?).
ResponderEliminarAdemás, la interpretación política de Bush no es la única que se puede hacer.
Hola Andrés: Muy bueno tu comentario y no puedo estar mas de acuerdo en que los superheroes norteamericano "trabajan para mantener el orden establecido. No pretenden, por caso, modificar las condiciones que generan delincuencia: sólo buscan meter presos a los villanos. Y los villanos suelen perseguir objetivos tan individuales como egoístas".
ResponderEliminarMe gustaría recordar otra película de superheores que abre una posibilidad distinta "V de Venganza".
Y tambien comentarte algo que me anda dando vueltas por la cabeza ultimamente... ¿Quien nos va a salvar de Europa cuando no estén los Yankis? Abelardo Castillo dice, en un movimiento hobbesiano, que para que el mundo esté en equilibrio es necesario que todos trabajen a su máxima capacidad de maldad. Hipotesis pesimista que no creo mientras escribo: tal vez el mundo no necesite mas superheroes, sino mas supervillanos. Credo quia absurdum.
Hola, Andrés. No entiendo por qué si decís que la ambigüedad del film de Nolan no permite lecturas lineales decidís poner ese título al post.
ResponderEliminar"...ese orden se ve sacudido por la irrupción de un personaje enfermizo y psicótico, caótico, que mete una cuña en la clásica antinomia buenos-malos". Claro, ese personaje no es otro que Batman. El Joker es únicamente la respuesta a esa irrupción enfermiza y desestabilizadora (la película se encarga de decirlo explícitamente).
Ya dijeron en varios comentarios lo que pienso, así que no quiero repetir ideas. Puedo agregar que la clave para comprender del todo la complejidad y la ambigüedad de la película es el personaje de Harvey Dent. ¿No es acaso la mejor metáfora de un síntoma, una formación de compromiso entre dos instancias que se debaten a muerte pero que a la vez se complementan? Me llama la atención que no lo nombres en tu reseña, porque sospecho que si este personaje no estuviera presente de la forma en que sí lo está, la película sería mucho de lo que vos decís: un juego de malos y buenos, órdenes y desórdenes y defensas parapoliciales. Pero no.
Saludos!
Este post se cierra acá por fallas de origen. La discusión se sigue en esta otra entrada.
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