En Evolución del western, artículo publicado en Cahiers du Cinéma poco antes de su muerte, André Bazin acuñó la categoría de superwestern: películas que se avergüenzan de ser sólo eso, una de vaqueros, y entonces intentan justificarse con un interés suplementario (estético, sociológico, moral, sexual, político). Aunque pueda suponerse elogioso, el concepto es más bien descriptivo.
PROMESAS DEL ESTE (2007)
Título original: Eastern Promises. Fecha de estreno: en Canadá, 14 de septiembre; en Argentina, 14 de febrero de 2008. País: Canadá/Estados Unidos/Gran Bretaña. Duración: 100 minutos. Dirección: David Cronenberg. Producción: Robert Lantos y Paul Webster. Guión: Steven Knight. Fotografía: Peter Suschitzky. Montaje: Ronald Sanders. Música: Howard Shore. Elenco: Viggo Mortensen (Nikolai), Naomi Watts (Anna), Vincent Cassel (Kirill), Armin Mueller-Stahl (Semyon), Jerzy Skolimowski (Stepan).
Así como Una historia violenta (2005) contenía, entre otras cosas, una mirada sobre el Estados Unidos profundo (recordar aquella gran escena en la que Tom Stall sale del hospital luego de la masacre en el café y es recibido como un héroe), aquí la película también se presta a múltiples lecturas.
Una chica ucraniana de 14 años, con varios signos de maltrato en su cuerpo, muere al dar a luz. Entre sus cosas Anna (Naomi Watts), la doctora que se encarga se salvar a la beba en el parto, encuentra un diario íntimo y comienza a indagar sobre la joven, motivada por una tragedia que aún no cicatriza. Este será el eje formal de la historia, lo que llevará a Anna hasta la mafia rusa de Londres.
Promesas del Este es, en gran medida, una película dual. Dos mundos completamente diferentes son los que se acercan: el de Anna, su madre y su tío, y el de Nikolai (Viggo Mortensen [1]), chofer de una familia dedicada a negocios turbios. También son dos caras, o más, las de los protagonistas: ambiguos, con relaciones complejas e identidades escondidas. Incluso algún estereotipo queda salvado por la profundidad de los personajes.
Los lazos familiares, la sexualidad, la soledad, la identidad. Todo esto se pone en juego sutilmente, sin excesos o redundancias. Todo se narra de manera natural, sin rebusques estilísticos, de una manera tan sobria como contundente. Los más audaces, incluso, podrán ver una fábula navideña. Bastante irónica, por cierto, porque no faltan las pinceladas de humor negro.
Pero Promesas del Este, y aquí está la diferencia con lo que planteaba Bazin, no se avergüenza de ser una película de género. Funciona muy bien como thriller, con sus climas densos y tensos en una Londres oscura y lluviosa. Con sus asesinatos excesivos y truculentos, al más puro estilo Cronenberg. Y con una notable escena de acción en un sauna, con Nikolai en un estado de absoluta indefensión, que promete ser de lo mejor del año. ■
[1] Mortensen demostró hace rato que es un buen actor. Y hubiese merecido largamente una nominación al Oscar en 2006 por Una historia violenta. Pero en Hollywood cotizan muy bien los cambios de acento; en este caso, un ruso que habla en un inglés británico. Sólo basta recordar a Ben Kingsley y Leonardo DiCaprio, por nombrar un par de casos recientes. Aunque a ellos, como probablemente le ocurra a Viggo, no les alcanzó para ganar.
Excelente crítica, y excelente película. Si querés, date una vuelto por mi blog, que también hablé de ella y coincidimos bastante en la apreciación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Según he podido comprobar en varios sitios, se habrá estrenado hace escasas fechas por allá. A mi me gustó muchísimo la película, de hecho, la situé como una de las mejores películas americanas del año, y la escena de la ducha es sensacional. Lo único que no me gustó del todo fue el final, algo precipitado y anticlimático, pero aún asi una extraordinaria película.
ResponderEliminarSaludos
Damián. Gracias. Coincidimos en la apreciación.
ResponderEliminarIvan. Se estrenó el jueves pasado. Y si, es una muy buena película. Pero el final no me pareció precipitado. Incluso el plano final, con Mortensen sentado en el restaurante, impertérrito, es un gran cierre.
Saludos
La única escena que no me terminó de cerrar es la del rescate del bebé, sentí que la verosimilitud interna se rompia. Despues se me pasó, y el final me pareció realmente bueno, es una historia de renuncias. Pato
ResponderEliminarHola hola Andrés! te di un premio en mi blog de películas!
ResponderEliminarexcelente este comentario sobre Eastern Promises, gracias!
A Vigo no le dieron el Oscar porque es de San Lorenzo y Ruggieri también es Oscar. Cachai?
ResponderEliminar