Pulsar o no pulsar, esa es la cuestión

Frank Langella y Cameron Diaz en 'La caja mortal'
Primero estuvo el cuento, Button, button, de Richard Matheson, publicado en Playboy de junio de 1970. Una mañana, el matrimonio Lewis, una pareja de clase media acomodada de Nueva York, se topa con un paquete en la puerta de su casa. La esposa lo abre y encuentra una caja con un botón y una tarjeta: "El señor Steward los visitará a las 8 pm". Cuando el señor Steward llegó, puntual, les explicó cómo funcionaba el extraño aparato: "Si oprime el botón en alguna parte del mundo alguien que usted no conoce morirá. A cambio, recibirá un pago de 50 mil dólares". ¿Qué harán los Lewis? ¿Pulsarán o no el botón? En torno a las discusiones que generan estas preguntas se moverá el breve cuento de Matheson, que tiene cierta similitud con el clásico La pata del mono (1902), de W. W. Jacobs, en cuanto a las consecuencias no deseadas de los deseos. Se puede leer completo y en castellano en un sitio de la Universidad Complutense de Madrid.

Luego, varios años después, vino la adaptación televisiva. Button, button fue el episodio número 20 de la primera temporada de la nueva The Twilight Zone, emitido por la CBS el 7 de marzo de 1986. Lo dirigió Peter Medak, que había tenía cierta trascendencia con La clase gobernante (1972) y The Changeling (1980). Aquí los Lewis son más bien pobres y viven en un oscuro complejo de departamentos. El es mecánico y ella (Mare Winningham, demasiado pasada de rosca) una ama de casa alterada, siempre con un cigarrillo colgando de los labios y dispuesta a maltratar a su esposo. El dilema es el mismo que en el cuento, pero hay cambios importantes en el final, lo que dejó tan disgustado a Matheson que prefirió aparecer como Logan Swanson en los créditos. El capítulo, que dura unos 20 minutos, se puede ver completo y con subtítulos en YouTube (primera y segunda parte).

Entonces aparece Richard Kelly, autor de la excelente Donnie Darko (2001), absolutamente devaluado luego del tropiezo de Las horas perdidas (2006). Y toma el cuento de Matheson para mandarse una película bien a su estilo, un pastiche fenomenal que acumula citas y referencias de todo tipo y color, desde La invasión de los usurpadores de cuerpos (sobre todo la de Philip Kaufman) hasta las películas conspirativas del Hollywood de los setenta, a lo que le agrega altas dosis autobiográficas, según contó Horacio Bernades en Página/12. El botón y los dilemas que lo rodean quedan casi en un segundo plano, porque Kelly se dedica a desarrollar todo lo que no se menciona en el breve cuento. El resultado se titula simplemente The Box (2009), aunque acá le pusieron La caja mortal. Es desconcertante, sí, pero bastante menos de lo que podía esperarse de entrada. Para verlo, esta vez, deberán ir al cine. Vale la pena. ■

Bafici 2010: Police, adjective, de Corneliu Porumboiu

'Police, adjective', de Corneliu Porumboiu
Police, adjective (2009), del rumano Corneliu Porumboiu, no es sólo una obra maestra. Debe ser además la mejor película de la competencia del Bafici, de esta edición y de cualquiera de las anteriores. Se trata de una inteligente y divertida comedia sobre la burocracia (kafkiana, como me dijo la otra noche un amigo), y también una mirada aguda sobre las instituciones y la moral a través del uso del lenguaje.

Así que no se la pierdan: el Festival acaba de anunciar que agregó una nueva función de la película, esta noche a las 22.15 en el Abasto. ■

Bafici 2010: Alamar, de Pedro González-Rubio

Avatares de un padre y su hijo


Bafici 2010
ALAMAR (2009)
Dirección: Pedro González-Rubio.
País: México.
Duración: 73 minutos.
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Situada en esa zona cada vez más difusa y prolífica entre el documental y la ficción, aunque del lado de ésta última, Alamar cuenta una historia familiar. Jorge y Roberta (mexicano él, italiana ella) deciden separarse luego de un puñado de años de una intensa relación que la película, con una inteligente economía de recursos, narra a partir de algunas fotos y un monólogo en off. Antes de irse a vivir a Italia con su mamá Natan, el hijo de cinco años, viajará con su papá a la casa de su abuelo, que vive de las riquezas del mar en un arrecife de coral, frente a la península de Yucatán.

Allí, en esa casita de madera sin electricidad ni gas rodeada de mar donde todo se puede tocar, el chico entablará un vínculo muy especial con su padre, que se irá fortaleciendo a lo largo de los días. De él y de su abuelo aprenderá a relacionarse con la naturaleza, a pescar, a cazar langostas, a bucear, a cocinar. También aprenderá -acaso por sobre todas las cosas- acerca de la amistad y de la pérdida.

Frente a megaproducciones que invaden los cines del mundo con un digitalizado mensaje ecologista, una película como Alamar respira autenticidad en cada uno de sus planos. No vende una consigna voluntarista y pueril en favor de la ecología sino que la vive y la refleja con honestidad. Mientras un tanque hollywoodense -que casualmente también tiene de título una palabra de seis letras y sólo la A como vocal- no puede expresar una conexión con la naturaleza sino a través de la literalidad de un cable, la película de González-Rubio no necesita simbolizar nada: directamente lo muestra, como en esa gran escena en que padre e hijo juegan con una garza silvestre.

Alamar es un cine directo, con una cámara que se vuelve invisible y una fotografía austera que evita caer en la tentación del preciosismo. Una película noble, sensible y tierna, de lo mejor que ofrece esta edición del festival. ■

> Alamar se puede ver hoy a las 16.45 en el cine 25 de Mayo.

Bafici 2010: Puskás Hungary, de Tamás Almási

Para que Messi lo mire por TV

Puskás y su zurda implacable

Bafici 2010
PUSKAS HUNGARY (2009)
Dirección: Tamás Almási.
País: Hungría.
Duración: 116 minutos.
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Documental convencional, sin vuelo, con una estética excesivamente televisiva, que evita transitar algunas aristas no del todo santas del personaje y que de a ratos echa mano a un puñado de testimonios de gente muy famosa que no tiene nada para decir pero, bueno, es muy famosa (Franz Beckenbauer, Michel Platini, el siempre complaciente Pelé). Sin embargo, ofrece una mirada interesante sobre el genial Ferenc Puskás, incluso a pesar de sus intenciones.

La película lo presenta como el húngaro más famoso, lo que probablemente sea cierto. Pero más relevante es que fue, con todas las limitaciones de la época, el primer futbolista global, reconocido en casi todo el mundo, condición que en estos años David Beckham, Cristiano Ronaldo o Lionel Messi elevaron al paroxismo. Puskás, acaso la primera gran estrella de posguerra, lo hizo en los cincuenta, cuando la televisión aún no era masiva, como lo demuestran las giras por Europa, Asia y América de la legendaria selección húngara conocida como Equipo de Oro.

El otro asunto es que el documental le da demasiada importancia a los títulos cuando, por el contrario, si hay algo que le dio trascendencia a Puskás fue su juego: habilidad, goles (de a cientos) y una zurda implacable. Como Johan Cruyff, el húngaro es uno de esos enormes jugadores que cayeron derrotados en una final de un Mundial y que, con los maniqueos parámetros actuales, hasta podría ser considerado un perdedor. De todos modos, para quienes creen que el fútbol es sólo una cuestión de números (y, en consecuencia, sostienen la estúpida idea de que es mejor quien más gana), va un dato: en la final de la Copa de Campeones de Europa de 1960, en la que el Madrid goleó al Eintracht Frankfurt alemán, Puskás hizo cuatro goles. Quienes creen que el fútbol lo inventó Messi deberían saber que la marca sigue siendo un récord. ■

> Puskás Hungary se proyecta por última vez en este Bafici el domingo a las 18.30 en el Abasto.

Bafici 2010: Beyond the Road, de Yll Çitaku

I'ts only in your head

'Beyond the Road', de Yll Çitaku

Bafici 2010
BEYOND THE ROAD (2009)
Título original: Përtej rrugës.
Dirección: Yll Çitaku.
País: Kosovo.
Duración: 81 minutos.
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Película curiosa por un par de motivos. Por un lado, su procedencia: Kosovo, pequeño territorio de los Balcanes que declaró su independencia pero medio mundo (incluida Argentina) aún no reconoce como nación. Por otro, su forma de narrar la historia de un hombre que, por no hablar en el momento indicado, fue confinado a un mundo irreal, una especie de limbo en el que no hay mucho por hacer.

Acaso pretendida alegoría del complicado nacimiento de una nación, este primer largometraje de Yll Çitaku, que se exhibe fuera de Kosovo por primera vez desde su estreno en el Festival Internacional de Cine de Pristina, tiene buenas ideas visuales y algunos movimientos de cámara tan ingeniosos como certeros. Se destacan también algunas locaciones, que con su tono húmedo y colores monótonos remiten invariablemente a Stalker. Pero la comparación con la obra maestra de Tarkovski es un despropósito: mientras aquella mantenía un nivel de ambigüedad asfixiante, aquí se insiste varias veces en que el viaje es interior. Todo, en definitiva, está en tu cabeza. ■

> Beyond the Road se exhibe por última vez en este Bafici el miércoles a las 13 en el Malba.

Bafici 2010: In the Shadows, de Thomas Arslan

Una sombra ya pronto serás

Mišel Matičević en 'In the Shadows'

Bafici 2010
IN THE SHADOWS (2010)
Título original: Im Shatten.
Dirección: Thomas Arslan.
País: Alemania.
Duración: 85 minutos.
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Un ladrón que acaba de salir de la cárcel (interpretado por Mišel Matičević, con más pinta de jugador de fútbol que de ex presidiario) intenta volver a conseguir trabajo en lo suyo. Luego de descartar -con evidente profesionalismo- una propuesta que previó riesgosa acepta otra, esta vez de su abogada: robar un blindado que transportará, según prometen, cerca de un millón de euros. El problema es que un policía no muy honesto lo anda siguiendo y, encima, el pasado regresa para ajustar ciertas cuentas. Previsiblemente, las cosas se irán complicando.

Con un tono parco que esconde cierta chatura, el director cambia el punto de vista constantemente y de modo un tanto arbitrario. No pretende adentrarse en los personajes sino que los acompaña en su constante movimiento, y en este sentido los autos funcionan como verdaderos coprotagonistas (y hasta musicalizadores) de la historia. Así construyó una película más o menos clásica, que se toma en serio el asunto y recorre casi todos los tópicos del policial sin intensiones de revisar el género ni refinar sus códigos. Pero aunque no se avergüenza de ello el resultado termina siendo más bien irrelevante, más de lo mismo correctamente presentado y sin estridencias. Y no vengan con comparaciones: este protagonista solitario poco tiene que ver con el samurái de Melville o los rigurosos profesionales de Michael Mann. ■

> In the Shadows se puede ver mañana a las 15.30 en el cine 25 de Mayo, este domingo a las 22.45 en el Atlas Santa Fe y el miércoles 14 a las 18.30 en el Arteplex Caballito.

Fue dicho (en la ficción)

Russell Crowe en 'Los secretos del poder'
- Bueno, pasa que a mi me agrada la señorita Della Frye... Y, sí, yo la mandé para ver qué te podía sacar. Es ambiciosa, no cobra mucho y saca algo nuevo cada hora.

- Sí, ya se... Y yo soy perezoso, caro y tardo demasiado.

- Sí, así es.

- Fui compañero de habitación de Collins en la universidad. ¡Ya no vivo con él!

- Es una lástima, ¿no?

- Sí, porque eso vendería periódicos.
Cameron Lynne (Helen Mirren), jefa de la redacción del Washington Globe, y Cal McAffrey (Russell Crowe) en la película Los secretos del poder (State of Play, 2009), dirigida por Kevin Macdonald. Más que un thriller político, una elegía a una forma de hacer periodismo que parece agonizar. ■

Frente a un nuevo Bafici

'Mary and Max', de Adam Elliot
Comenzó esta semana la venta de entradas anticipadas para la décimo segunda edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici), que arranca el próximo miércoles. Y ahí, en las entradas, está el primer dato llamativo: aumentaron de ocho a diez pesos. La diferencia de dos pesos puede parecer escasa, sobre todo en relación a las funciones comerciales, pero hay que tener en cuenta que esto es un festival, con cuatrocientas y pico de películas en diez días. Por el mismo dinero con que este año vez diez films la edición pasada podías ver doce. Y te sobraban cuatro mangos.

El otro asunto que llama la atención es la edición de libros, un aspecto del festival que casi siempre ofreció cosas interesantes. El año pasado fueron cuatro, tres de ellos imperdibles. Ahora son sólo dos: Cine Encontrado. ¿Qué es y a dónde va el found footage?, compilación de textos de diferentes autores, y Cinematógrafos, de Edgardo Cozarinsky. Que pueden ser muy buenos -aún no están a la venta- pero son dos, la mitad.

Se podría también hablar de las películas que parecían una fija pero finalmente no están (Roger Koza explicó en su blog algunos de los motivos) y del presupuesto, que no cambió en relación a 2009 pero resulta menor por la inflación, como admitió el propio Hernán Lombardi, ministro de Cultura porteño.

Pero en lugar de tanta queja y cuestionamiento ahora es mejor centrarse en lo que hay, que es mucho y, en general, parece muy bueno. Quien suscribe sólo vio cuatro de las películas que integran la programación, y recomienda tres: La cinta blanca, de Michael Haneke, que ya fue brevemente comentada en este blog; 36 vues du Pic Saint Loup, la más reciente película de Jacques Rivette, encantadora y teatral; y Mary and Max, del australiano Adam Elliot (pero en este caso primero miren en YouTube Harvie Krumpet, un corto anterior del director, ganador de un Oscar, en el que está el germen de esta película).

Claro que ir a ver estos tres films es apostar a lo seguro. Si están en búsqueda de otro tipo de recomendaciones, más arriesgadas, pueden visitar los siguientes blogs y sitios:
Pero a veces lo mejor se encuentra de casualidad, en esa película perdida en la profundidad del catálogo que se eligió ver porque la foto era atractiva, o porque era la única posible en determinado horario, o porque sí, sin más. A veces lo mejor es simplemente dejarse llevar por la intuición o el "olfato cinéfilo". Por más empeño que se ponga, siempre va a parecer alguien con el dato tardío de una obra maestra que ya no podremos ver. ■