Un balance, ni más ni menos

Es un lugar común de esos que se instalan a fuerza de repeticiones y se enuncian sin pensar demasiado. Que las listas siempre son subjetivas fue dicho varias, demasiadas veces. Lo peor es que quienes lo sostienen no se ponen colorados, porque se trata de una pavada tremebunda. Se podría armar una lista de, por ejemplo, la personas que más comentarios dejaron en este blog (lista que probablemente encabezaría el amigo JB) y no sería subjetiva sino objetiva. En todo caso, en algunas listas hay cierto grado de subjetividad. Una con las mejores películas de un año, por caso, que es en definitiva la cuestión central de este post. Pero sólo algún grado, porque su elaboración exige la búsqueda de cierta de objetividad y requiere de una argumentación.

Todo esto para decir que borré con el codo lo que escribí un año atrás: se ofrece aquí un balance (una breve enumeración valorativa, en rigor) de la cartelera cinematográfica porteña de 2009. Es decir, retomo la iniciativa que tímidamente había esbozado en 2007, primer año de vida de Cinematófilos. Pero antes de pasar a la lista conviene plantear algunas cuestiones metodológicas.

Hace diez o quince años el universo a analizar estaba más claramente delimitado: los estrenos comerciales de los jueves. Hoy, con la proliferación de salas alternativas y proyecciones en DVD, el panorama es bastante más complejo. Si, por ejemplo, se toman como válidas películas como Castro (Alejo Moguillansky) o Todos mienten (Matías Piñeiro), que se exhiben en una sola sala del país y apenas un día a la semana, ¿por qué no considerar algún ciclo de la Lugones? ¿Lo que se proyecta allí no es más estreno que, por ejemplo, Lejano (Uzak, Nuri Bilge Ceylan), film de 2002 que recién este año llegó a la cartelera, con proyección en DVD y en apenas un puñado de salas? ¿En 2010 una de las películas del año en Argentina será Rosetta, obra maestra de los hermanos Dardenne que ganó en Cannes hace una década y recién este viernes se estrenará comercialmente en Buenos Aires? Si se toman las exhibiciones en salas alternativas, ¿dónde se pone un límite? ¿Es lo mismo un estreno en la Lugones que uno en, por caso, el Cineclub Buenos Aires Mon Amour?

Ante tal cantidad de interrogantes, que hasta ponen en cuestión la importancia actual de un balance, decidí por ahora arroparme en el viejo método: esta lista la integran sólo los estrenos comerciales de los jueves, hayan sido en fílmico o en DVD. Aquí van, entonces, las diez mejores ordenadas alfabéticamente, una lista parcial y algo subjetiva. Y, al final, las tres más sobrevaloradas (lo que resulta más interesante que elegir las peores), escogidas en base a las críticas que recibió al momento del estreno. Si este ejercicio no los conforma pueden hallar otros balances y listas en los blogs 791 Cine, Espacio Cine, Espectadores, Frenecine, Micropsia y Morir en Venecia.

Highlights del horror

Katie Featherston y Micah Sloat en 'Actividad paranormal'
La crítica de una película debe incluir elementos que el espectador pueda luego enfrentar con lo que ve en pantalla, algún análisis que se pueda ratificar o cuestionar frente a la obra en cuestión. Las sensaciones no valen en este sentido. Que un film sea entretenido o soporífero es un asunto puramente subjetivo: ante la misma proyección alguien puede aproximarse al éxtasis mientras el espectador de la butaca de al lado se rinde ante el sueño.

Afiche de 'Actividad paranormal'
ACTIVIDAD PARANORMAL (2007)
Título original: Paranormal Activity. Fecha de estreno: en Estados Unidos, 16 de octubre de 2009; en Argentina, 10 de diciembre. País: Estados Unidos. Duración: 86 minutos. Dirección: Oren Peli. Producción: Oren Peli, Jason Blum, Steven Schneider. Guión: Oren Peli. Montaje: Oren Peli. Elenco: Katie Featherston, Micah Sloat, Mark Fredrichs, Ashley Palmer, Amber Armstrong.

Lo mismo ocurre con otra sensación que le dio nombre a todo un género: el horror. Sostener entonces que Actividad paranormal es buena porque asusta, o porque inquieta a posteriori, cuando se llega a la cotidianeidad del hogar, no tiene gran asidero y no debería justificar por sí solo la valoración de la película. Aunque apele a temores muy extendidos (lo sobrenatural, la oscuridad, los silencios, los sonidos desconocidos) no hay miedos universales, por lo que la subjetividad sigue jugando un papel decisivo.

El ignoto Oren Peli eligió para su ópera prima un recurso que se hizo frecuente en los últimos años: el found footage o grabaciones encontradas. No redundaré en cuestiones generales al respecto (como el innecesario giro del género hacia el verismo), que ya han sido abordadas en una serie de entradas de este blog. Tampoco me detendré en la historia detrás de la película, una aburrida sucesión de rumores más o menos confirmados acerca de cómo una producción de 15 mil dólares ya lleva recaudados más de 110 millones [1].

Mejor centrarse en la película, en sus (pocos) aciertos y (muchos) errores. Actividad paranormal tiene un gran mérito, acaso el único, en la construcción del plano fijo del dormitorio, lugar inevitable de descanso donde la indefensión es casi absoluta. Se trata de la imagen que abre este post, la del afiche y casi la única utilizada para promocionar la película. Ese encuadre, en tono azulado, obliga a estar atento a dos posibles frentes de acción, por lo que no arrastra una significación a priori. Por un lado la enorme cama donde duerme la pareja; por otro la puerta, abierta hacia el fuera de campo. Esa composición será exprimida hasta el paroxismo en los ochenta y pico de minutos, al punto de que casi todo lo relevante ocurrirá allí. Y aquí aparece uno de los problemas.

Porque la película de Peli no es más que los highlights del horror, un resumen con los momentos culminantes de los veintipico de días en que la pareja convivió con un inquilino tan indeseado como científicamente inexplicable. El recurso atenta contra la progresión dramática y la sorpresa: pasados los primeros minutos el espectador ya se acomodó y sabe qué esperar de cada escena. Sólo cuando se apaga la luz aparecen los fantasmas.

El otro gran inconveniente es la construcción de los personajes. La película los necesita tontos, carentes de sentido común. Una primera defensa ante el temor, reacción casi instintiva, es encender una luz. Otra es buscar compañía. Pero si Katie y Micah lo hicieran el misterio de desvanecería. Tampoco está justificado -aunque se esboza algún endeble motivo- por qué deciden quedarse en la casa. O por qué no contactan a otro profesional cuando se enteran de que el que buscaban está de viaje.

Así, Actividad paranormal no es más que otra campaña de marketing, comercialmente exitosa (dentro del género, quizá la más exitosa desde aquel chasco conocido como El proyecto Blair Witch) pero de escasa relevancia en términos cinematográficos. Encerrado entre remakes de diversos orígenes y exhibiciones pornográficas de la tortura, el género -como si fuera una de esas scream queens de décadas más gloriosas- pide a gritos una renovación. Este no parece ser el camino. ■

[1] Los interesados pueden leer al respecto una nota de Mariano Kairuz en el suplemento Radar de Página /12 que cuenta cómo la marca Steven Spielberg resultó descisiva para el éxito del proyecto.

¿Lo que ves es lo que es?


Final de Homero el malo (Homer Badman), noveno capítulo de la sexta temporada de Los Simpsons, emitido originalmente por la Fox la noche del domingo el 27 de noviembre de 1994. ■

Fue dicho (en la ficción)

'The Tall Men', de Raoul Walsh
Parece que nos estamos acercando a la civilización.
Ben Allison (Clark Gable) a su hermano Clint (Cameron Mitchell) al advertir la imagen que abre este post mientras cabalgan por las nevadas cumbres de Montana en el comienzo de Garras de ambición (The Tall Men, 1955), un buen western de Raoul Walsh filmado en glorioso Cinemascope. ■